Mailén miraba emocionada a su hijo; se había convertido en un joven alto, muy agraciado y fuerte. Ya nada quedaba de aquel niño débil e inseguro que llegaba llorando de la escuela a refugiarse en el calorcito de sus brazos. Nahuel, hoy podía lucir como un muchacho normal, se veía alegre y agradecido de los cuidados de su madre.
-¿A qué hora dijo que llegaba el bus de la abuela Fresia?
-Debe llegar en media hora -le respondió Mailén-. Si querís, hijo, podís ir a comprarte algo allá en la cafetería. Yo espero aquí.
Era el viaje número quince que hacía Fresia a esa localidad. Nunca la dejó sola. Desde que Mailén se fue a vivir con sus padrinos, su madre se preocupó de enviarle paquetes, dinero y visitarla una vez al año. Los padrinos la recibieron con cariño. Nunca hicieron preguntas; ya bastante era haberse quedado viuda y tener un hijo dos meses después con ese problema. La acogieron y ayudaron con la crianza y Mailén siempre se portó cariñosa, agradecida de su hospitalidad se convirtió para ellos, en una hija.
Mientras seguía con la mirada a Nahuel, que caminaba despreocupado hacia la cafetería de la estación, se sentó en un banco a esperar. Esperar y recordar.
Sus recuerdos la llevaron a catorce años atrás.
-Ay mamá, no pregunte tantas veces -le había respondido Mailén a Fresia que no le despegaba la vista de encima-. No ve que hemos celebrado ya dos descansos seguíos. Con todos los animales que han matado los vecinos pa despedir a los difuntos, ¿cómo voy a estar?
– Hija, es que los vecinos hablan. Dijo la Rosa que te habían visto muy pegaíta con alguien cuando fuiste a buscar la encomienda al pueblo.
– ¿Y con quién dice que me vio?
– La Rosa no sabe, dijo que el Mario te había visto con un hombre, pero no vio quien era. ¿No estarai cayendo en vergüenza hija?
– Mamá, usté le cree a todas las viejas chismosas, fui sola no más.
Ese día Mailén se había ofrecido para ir al pueblo a buscar la encomienda que había mandado su hermana desde Santiago; necesitaba encontrarse a solas con Danilo. Ya no había dudas, hacía cinco meses que no le llegaba su período y cada día le costaba más disimular su abultado vientre.
-¿Estai segura? -le preguntó Danilo una vez más-. Yo los enfrento no más, tú sabís que siempre te he querío. No me importa lo que digan, nos vamos lejos no más.
-¿Y qué van a decir? Si somos primos, tenemos los mismos abuelos. Las habladurías me van a llegar a mí, sabís que van a decir que yo tengo la culpa, que soy una suelta, que me entró el wekufe pá tentarte. Es mejor que no nos veamos más hasta después que llegue el crío… o la cría.
Entre lágrimas hicieron el pacto; no se verían a solas y Mailén nunca diría quien era el padre. Jamás habían estado separados, primos hermanos que desde muy pequeños se hicieron inseparables. Fresia y la tía Lile siempre contaban riendo, que cuando Mailén estaba aprendiendo a caminar, Danilo, dos años mayor que ella, le daba su mano y decía «Yo te voy a cuidar prima». Cuando Nahuel, el padre de Mailén tuvo el accidente en el cerro, Danilo fue quien quiso avisarle y contenerla. La motivó a ir a la escuela, la acompañaba cuando nadie podía llevarla y la esperaba en el camino para cargar su bolsón.
La larga noche del 24 de junio mientras todos celebraban el nuevo año y corrían felices al río, Fresia muy preocupada, no le había sacado ni un segundo el ojo de encima a su hija. La había visto descompuesta durante toda la semana, así es que aprovechó que todos estaban divirtiéndose en el más alegre de sus rituales, para acercarse sin que sus hermanos y el resto de los familiares sospecharan.
-Hija, mañana vamos a levantarnos temprano pá ir donde la meica. Te veo enferma, como si te hubieran hecho un mal. Ya ni te reí, te hice las sopaipillas con el pebre que te gusta y ni las miraste…tai malita mi niña.
– No mamá, no estoy enferma ni me han hecho un mal. Voy a tener un hijo.
-¡Hija!, ¿qué decís? Júralo por el espíritu de tu paire muerto.
-Es cierto mamá. Faltan menos de tres meses pá que llegue.
-¿Con quién te anduviste ennoviando?, ¿es alguien del pueblo? se sabría…¿es un huinca acaso?
Mailén asintió. Por más que su madre le pidió detalles, nombres y fechas, ella guardó silencio. Y guardó silencio durante casi tres meses.
A pesar de lo difícil que había sido resistir esos meses sin Danilo y de todas las humillaciones y vergüenza de tener que vivir en ese pueblo que preguntaba sin cesar por un nombre; Mailén soñaba con el día en que llegaría el fruto del amor que desde pequeños sentían el uno por el otro. Primos de sangre, nadie en esa comunidad los iba a perdonar. Un hijo huacho sin padre, era mejor que ese gran pecado.
Y llegó el día, Fresia fue su partera. Emocionada, a pesar de la pena que se había instalado en su alma el día que Mailén le había dado la noticia y que aún se asomaba por sus ojos. Amaba a su hija y la idea de tener un nieto, a pesar de todo, la ilusionaba.
-¡Un niño! Hija tenís un crío…nos va a ayudar en el campo. Un poco flaco está, pero ya lo vamos a engordar. Quéate tranquilita no más, deja que se alimente.
De pronto, la cara de Fresia se desfiguró…
-¿El Mauricio, el Danilo?…dime quién es. ¡Esta es la maldición por el pecao! -las lágrimas apenas le permitían hablar -¡Tú la princesa de tu paire!, ¿cómo hiciste esta maldá?
Mailén hizo ese día, el segundo y más triste juramento.
-Mamá, ni a mi padrino allá en Panguipulli le diré y nunca más volveré por aquí. ¿Irá a verme? Y a su nieto lo llamaré Nahuel… como mi paire, eso si me da su permiso.
Tal como lo prometió a Fresia, Mailén nunca más volvió a la comunidad a orillas del Traiguén.
Una vez al año vio a su madre, quien viajaba a visitarla a ella y a Nahuel. En dos de sus viajes, Fresia acompañó a su hija al hospital, durante las operaciones del nieto.
Ya nadie en el pueblo preguntaba; todos sabían que visitaba a sus familiares y la tumba de la hija que había fallecido un verano, por causa de una tos que no mejoró y por lo débil que había quedado de tanto llorar al hijo que nació muerto.
Danilo también, en silencio y respetando el juramento, lloraba a su amor. Era su viudo, aunque sólo Fresia lo sabía.
Nahuel se había terminado el empolvado con manjar y la bebida que compró en la cafetería, cuando divisaron el bus en el que llegaba la abuela Fresia. Nahuel la quería mucho y cada partida era para él un momento muy triste.
-Mamá, ahí viene- le dijo con su cara llena de risa- voy a ponerme por la puerta pá que me vea apenas se baje. Que vea que ya mi cara está normal, esta cicatriz casi no se nota. Se va a poner contenta que su nieto ya se ve como un hombre.
Había nacido con labio leporino; la señal como dijo Fresia cuando lo vio por primera vez, el fruto de un amor prohibido. El más grande pecado que vigilaban sus ancestros.
-Somos mapuches -le había dicho-, eso nadie te lo va a perdonar, ni los vivos ni los muertos. Tenís que irte, aquí va a ser un infierno pá ti y tus hermanos.
Mailén observaba con atención como los pasajeros cogían sus bolsos y abrigos, recorría con la mirada cada fila y cada asiento del bus. Fresia no estaba por ningún lado. Ya casi todos se habían bajado; cada quien con sus parientes y personas queridas. Se escuchaban las risas y algunos abrazos con llanto y suspiros emocionados, pero Fresia no aparecía.
-Mamá, queda alguien todavía allá arriba. Mira, nos está mirando…
-¿Y qué mira tanto ese señor?-respondió Mailén a su hijo que ya estaba subiendo al bus-. ¡Espera hijo! -le gritó-. Espera aquí conmigo.
Las piernas le temblaban y el corazón daba saltos en su pecho como si quisiera salir y correr. Habían pasado trece años, pero a ella le había parecido una eternidad.
-Mailén, ¿no me reconoce? -dijo el hombre con voz muy bajita y prosiguió-. Fresia me lo confesó hace dos días. Ella está enferma. Le hicieron un machitún y la meica le dijo que era un secreto lo que la estaba matando. Hasta fue a buscarme al puerto, recorrió todo Valparaíso pá decirme que ya no tenía que vivir más como un viudo amargao; que tú y mi hijo me esperaban en el terminal de Panguipulli.
Mailén le hizo un gesto a Nahuel.
-Es tu paire, no está ná muerto, ahora está pá siempre con nosotros.
Tomó la mano estirada de Danilo, quien le dijo como aquella vez en que acompañó sus primeros pasos:
– Yo los voy a cuidar- le sonrío y las lágrimas corrieron por su rostro.
Los tres abrazados caminaron saboreando lentamente el amor que nunca los había abandonado.
Bien relatado amiga con todo lo q un buen cuento debe tener, me gusto lo sensible y humano . El amor siempre gana …
Muchas gracias por tu comentario Carmen! y sí, debería siempre ganar.
Me gusta soy mapuche crecida en otra cultura.
Para ser cortita ,es bastante completa tiene un pasado,un trasfondo cultural, situación cotidiana que da el vivir en sitios tan vacíos,un presente,y un término que deja la sensación de un futuro feliz a pesar de lo adverso.
Qué lindo tu comentario Siboney… muchas gracias!
Maravilloso relato, se siente la pena de todos los personajes, como se expresan es lo mejor para el lector, esos detalles del «pecado oculto» lleva al lector a imaginar muchas cosas y tener sentimientos variado…
sin duda excelente…
Lindo, pero después de tantos años, se muestra a una Mailén muy fría al ver a su amor eterno. Lo que me dejó con la sensación de un final pobre y carente de emociones.
Toda la razón Pamela. Ahora al leerlo me pasa lo mismo.
Muchas gracias por tu comentario.
Tu feed back me anima a seguir con este tipo de relatos. Muchas gracias Luis!
Luis te había respondido más abajo…
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Al parecer dos veces te respondí en otro lado…
Me encantó tu comentario, gracias Luis
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Responder
Creo que fui el único al que le diste respuesta más de una vez, pero me encantó tu historia. Espero ver más de ellas pronto.
Siiii, no sé qué pasó.
Tal vez quiere decir que me gustó mucho recibir tu comentario.
Maravilloso!!
Me imagino que para nadie es fácil dejar atrás sus raíces y el amor.
Me encantó!
Felicitaciones!!
Cierto…las raíces se llevan en el alma. Muchas gracias por tu comentario Giorgiana!
Excelente cuento, felicitaciones Selma
Muchas gracias Rafael!!
Excelente relato. Soy extranjera y estoy cautivada con la cultura mapuche. Tengo raíces indígenas de mí pais. Continúa escribiendo.
Muchas gracias por tu respuesta Roraima. Es cierto, es maravillosa la cultura mapuche, al igual que todas las culturas indígenas. Algo que no debemos dejar en el olvido…
Muy buen cuento, me gusta como vas desvelando la trama de a poco mateniendo el interes en todo momento, felicitaciones dejes de escribir.
Muchísimas gracias por tu comentario Pablo!!
Felicitaciones Selma! Escribes muy bien, es un cuento muy bonito.
Si tuviese que hacer algún comentario sería que, al ser un relato tiene corto, tiene bastantes personajes, lo que no está mal, pero puede distraer un poco. Por ejemplo, creo que es una muy buena decisión no dar los nombres de los padrinos, porque son personajes prescindibles (desde mi perspectiva, obviamente). Por lo mismo, no daría el nombre del vecino chismoso. (Por cierto, si mantenían la relación en secreto, ¿cómo es que el vecino los vio?).
Y lo otro, creo que el momento en que la abuela ve por primera vez al nieto es un poquito confuso. No es que sea obligación decir «lo que vio», pero creo que esa primera reacción se puede trabajar un poquito mejor.
Insisto en que es un tremendo cuento, un buen ejemplo de que los melodramas no tienen por qué se superficiales.
Felicitaciones!
«para ser un relato corto, tiene bastantes personajes» quise decir, disculpa.
Me parece muy bueno lo que me comentas. Son detalles que después al releer saltan a la vista. Muchas gracias!!!
Me gustó mucho el cuento. Se respira la tristeza,desazón de los personaajes ante un evento que sucede en muchas familias.A veces los sentimientos se confunden: de la verguenza se pasa a la alegría. Y el amor, corolario de tantas vivencias. No tengo demasiada cultura desde el punto de vista de personajes, diálogos,etc. pero creo que está claro…así es la vida.
Me da mucho gusto Susana lo que me dices. Muchas gracias por comentármelo; en realidad saber que el cuento ha podido transmitir emociones me anima a seguir escribiendo…
Me gustó el cuento. Muestra un melodrama diferente del que se suele leer. También me llama la atención la forma en como esas culturas, enfrentan los hechos «negativos», desde su perspectiva. El hermetismo y la protección de la privacidad conque la familia se protege entre si.
Gracias Viviana por tu comentario. Es cierto, cada cultura tiene su propia perspectiva al enfrentar las experiencias, son sus verdades compartidas. Conocer estas distintas realidades, aunque sea através de un cuento nos hace más conscientes de que no existe una única realidad.
Selma, me gustó mucho tu cuento, aunque no soy la más indicada para
hacer análisis de él, me parece, que siendo corto relata el pasado, presente y futuro de una cultura muy rica y a la vez muy estricta y machista, igual da un vuelco a la modernidad con la crianza, educación y amor que recibió Nahuel. Muchas felicitaciones.
Muchas gracias María Ofelia por leerlo y comentarlo. No había pensado en lo que dices; pero claro, al vivir lejos de su comunidad necesariamente hay que adaptarse a costumbres diferentes…
Hola, al imprimirle ese pesar al relato desde un principio, engancha al lector porque queremos leer felicidad de los protagonistas al final. Y lo logras muy bien, entonces gana el relato. Felicidades!!
Muchas gracias Juan Carlos!!
En los relatos al igual que en la vida real, siempre está la expectativa de que a pesar de los obstáculos se encuentre la felicidad.
Que belleza de cuento Selma. Una tristeza enorme leerlo, sin embargo al final triunfó el amor.
Felicitaciones!!
Muchas gracias Macarena!!! Me da mucho gusto saber que el cuento ha podido transmitir esa emoción. Es una historia muy triste, que aunque esta sea una ficción, no deja de tener similitudes, quizás , algunas con historias reales.
Muchas gracias por tu comentario!!!
¡Felicitaciones! Es un cuento precioso y muy humano.
Muchas gracias Verónica por tu comentario y me alegra saber que te ha gustado…
Aunque me perdí después de : «De pronto la cara de Fresia se desfiguró» y tuve que releer para entender algo que se veía venir, un niño enfermo, pero ¿de qué? Creo que es una linda historia que necesita una pulida y un final más emocionante. Congrats
Muchas gracias Natacha!! Es importante para mi lo que me dices y me aporta tu comentario ya que me ayuda a mejorarlo.
La gracia está en los detalles del relato .
En cómo desarrollo la idea .algo tan real en nuestros días algunas palabras pasan a constituir un todo entretenido y con final feliz. Cariño.amor despertar sexual .primos .prejuicios encestrales.
Muchas gracias Marmaduque!!!. Pienso que el contexto y los distintos elementos que rodean una historia es lo que hace que sea diferente una de otra. Agradezco mucho tu comentario.
Felicidades!
Captas muy bien una creencia que no solo pertenece a un pueblo, corre por toda latinoamérica.
Tienes razón! En la base de todos los pueblos; y no sólo latinoamericanos, encontramos las mismas creencias. Conocerlas nos enriquece.
Muchas gracias Saskia!!!
Hermoso cuento, bien estructurado, con mucho sentimiento, sólo queda la sensación de falta de emoción y alegría por el encuentro después de tanto tiempo.
Muchas muchas gracias Sonia!
Efectivamente el final puede extenderse un poco para dar más importancia al encuentro.
Muy entretenido tu relato Selma, tienes una forma de escribir directa, sin tanto circunloquio. Esa misma sencillez es lo que lo hace llano, agradable y vívido tu cuento. A continuar. Felicitaciones!!!
Muchas gracias Cecilia por tu comentario!!
Me alegra saber que lo sencillo llega de esa manera.
Un relato muy entretenido y da cuenta de una parte de la maravillosa cultura de nuestros hermanos mapuche. La idea de engendrar un hijo entre padres que son primos hace que la abuela de Nahuel envíe a hija y madre a vivir con sus padrinos. Nahuel nace y crece y se ve sano porque ya no hay cicatriz en el lugar de su labio leporino y esperando a su abuela, el relato pierde su dinámica y entretención con la ninguna rea. Ion de Nahuel y su madre al aparecer Danilo, su padre, ¿Cómo fue ese encuentro?, ¿Así, tan frío?, ¿No hay emociones ni sorpresa, ni asombro?… Es solo mi opinión mi querida Selma, con todo mi respeto. Felicitaciones.
Muchísimas gracias Darío!!
Y sí, efectivamente al releerlo, a mi me pasa lo mismo. Le di poco espacio al final.
Agradezco y comparto tu comentario.
Interesante para mí leer un cuento desde la mirada de una cultura que no conozco bien, pese a ser chilena. Fui atrapada hasta el final que, compartiendo otros comentarios, me resultó un poco abrupto.
Lily estoy muy de acuerdo con lo que dices sobre el final. Voy a darle un poco más de espacio.
Muchísimas gracias por tu comentario!!!