Soy Mahu, ¿no lo sabe usted?
Mahu en lengua Maori quiere decir hombre-mujer.
A pesar de mis golpes, mis cositas todas por el piso, mi cara descompuesta, mi corazón triste… me levanté, arreglé mi trenza, amarré de nuevo mi pareo y luego en el bus no pude cantar como solía hacerlo. Solo lloraba en silencio la incomprensión de algunos y su maldad.
Soy de polinesia y con orgullo me digo soy Mahu. ¿No sabía usted ?
Inspiramos a Gauguin en sus retratos.
Cuando era niño y siendo el primogénito, me eligieron a mí para que me haga cargo de los viejos principalmente y de aprender el trabajo de las mujeres en la casa. A cocinar, plantar, limpiar, realizar todo lo artístico, y la confección de las coronas de flores. Seré el transmisor de nuestra cultura. Todo lo de ceremonias y bailes. Además el centro y apoyo de la familia. Soy el elegido para perdurar la cultura. Criado como mujer, puedo también a veces vestirme como tal. En nuestra cultura es normal y es de gran honorabilidad. Circulo libremente con absoluta libertad por todas partes. Soy lo que se llamaría el tercer sexo.
Fui al colegio como cualquier niño. Mis profesores y toda la comunidad sabían de mi condición, salvo el forastero que me interpreta mal. Son unos bestias. Machos peludos y estúpidos. ¡Yo soy macho también pero sin pelos! A pesar de que me dejaré la barba cuando sea mayor. Por ahora no.
Me gusta ser suave y mis gestos son dulces. Algo amanerado. Sé bailar y cantar. Tengo la trenza larga y mi corona de flores. Siempre la uso, no sólo los domingos para ir a misa. Tengo dos nombres, el de nacimiento Ariki y el adoptado Cathy según mi rol. Me gustan las chicas y cuando me case, ella tendrá un macho sensible y amigo como su mejor amiga para la vida.
Trabajo en las relaciones sociales y comerciales. En eso somos los mejores. Yo en una agencia de viajes y a veces en el restaurante de mi tía. Cuando me ven siento los ojos de los turistas interrogándose qué será ese tipo. ¿Ah? De a poco se relajan con mi dulce “ chèri, no te preocupes , ya veremos cómo arreglamos tu situación”. Es divertido.
Nosotros los Mahu somos los regalones de la casa. Hacemos todo con la melodía. Aquí nadie grita, somos el equilibrio. Pero saliendo del círculo familiar, el mundo exterior, a veces nos agrede. Debemos saber defendernos. Antes no había tantos visitantes. Ahora se ha multiplicado y nos perdemos con tanto gentío. La modernidad nos ha traído la homofobia, y la violencia de género.
Ese día sábado tuve que ir al mercado central en Papeete . Es la animación, hay gente por todos lados, todas con sus coronas de flores, muy coloridas y bonitas. Es el día donde todos exponen sus trabajos y también hay música con el ukulele. Sobre todo los ancianos van a cantar las melodías de nuestra cultura, y tienen reservada la esquina del mercado. Es el momento de encontrarse con los amigos y familiares, de abrazos y de conversas.
Fui a comprar tonterías de mujeres. Eso de lazos, pitas y cosillas para la danza del sábado. Es mi preocupación, soy el responsable. Todo el año nos preparamos para el ”Heiva”, nuestro festival de danza y canto en Julio. Es el acontecimiento mayor y se me hizo tarde para regresar.
Iba como loca corriendo, llena de felicidad porque encontré todo lo que necesitaba para el evento.
Me apuré en tomar el bus de regreso a casa por esa calle de mala fama. Ahí donde está el Banco. Me encontré con ese grupo de desconocidos forasteros que me conocieron el otro día en el restaurante. Pero ahora huelen asqueroso a alcohol. Apatotados son fuertes y peligrosos. Los miro de reojo, uno nunca sabe. Porque aquí todos sabemos quién es quién, somos una comunidad grande en alianzas… De repente me dan un empujón, me agarran del pelo, me tiran al suelo, recibo una patada, me dicen groserías. Ni siquiera grito y termino llorando diciéndoles que soy Mahu… ¡me golpearon por maricón!
A pesar de mis golpes, mis cositas todas por el piso, mi cara descompuesta, mi corazón triste… me levanté, arreglé mi trenza, amarré de nuevo mi pareo y luego en el bus no pude cantar como solía hacerlo. Solo lloraba en silencio la incomprensión de algunos y su maldad.
Soy de polinesia y con orgullo me digo ¡soy Mahu! ¿No sabía usted?
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